“Mi casa ideal existe”. Eso pensó Álex al entrar en este apartamento de 46 m² junto a la Plaza de Callao, que compró en 2006 para vivir solo. Con el tiempo, sus necesidades cambiaron y decidió reformarlo para adaptarlo a su vida actual, centrada en el periodismo,

la lectura y el diseño.

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La nueva casa se organiza en cinco estancias concatenadas —salón, cocina-comedor, entrada, dormitorio y baño— conectadas por puertas correderas y espejos que amplían la percepción del espacio. Cada habitación cuenta con módulos de almacenaje a medida que liberan el resto del espacio para leer, descansar, trabajar o recibir amigos.

El corazón del proyecto está en la cocina y el salón, donde el verde menta —en homenaje a Prada— aporta frescura y personalidad. El dormitorio y la entrada se resuelven con puertas de espejo que multiplican la luz y crean accesos ocultos, mientras que el baño se concibe como una cueva íntima en tonos antracita, un refugio silencioso frente al bullicio de la Gran Vía.

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Hoy Álex vive en la casa que necesita: flexible, práctica y llena de identidad. Un lugar donde leer, cocinar con una copa de vino, trabajar, ver películas o simplemente escuchar Madrid desde la ventana abierta.

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